La alimentación consciente es una frase que hoy en día está en boca de todos.
Te recuerdo, por si todavía no lo has practicado, que consiste en conocer integralmente lo que supone el acto de comer, es decir qué comes, cuándo lo comes, cuánto, cómo y con quién lo comes. Pero hoy quiero hablarte de la Alimentación Vibracional. Has escuchado hablar mil veces del producto de proximidad, km.0, producto orgánico, la comida de la abuela, pero ¿alguien te ha contado alguna vez por qué es mejor?
Hay que ir más allá de las semillas de chía, del zumo de apio y entender y poner más atención en lo que contiene el alimento que pones en tu boca, seas o no vegano/a. Los alimentos, según la historia de la alimentación, la sociología, las diferentes medicinas orientales y occidentales, reciben muchas clasificaciones: los macro y micronutrientes, los alimentos que tienen efecto acidificante o alcalino en tu cuerpo, los yin y los yan, los alimentos según los biotipos ayurvedas (vata, dosha o kapha), la lista de los buenos y los malos. Pero hay que añadir una clasificación que es primordial para entender muchas cosas de tu funcionamiento humano y esa es la alimentación vibracional, es decir la que consiste en clasificar los alimentos según su frecuencia vibracional.
La otra física
Para que entiendas el concepto de frecuencia vibracional quiero explicarte brevemente otra visión de la ciencia: la física cuántica. Sólo pretendo unir conceptos para que te puedas nutrir plenamente.
Entre muchos neurocientíficos, médicos y biólogos moleculares que estudian la mente, el cerebro y su relación con el cosmos quiero destacar la obra de Joe Dispensa, “ Deja de ser tú y el libro “ Desayunando con partículas “ de la Dra. Sonia Fernández – Vidal.
Ambos libros hablan de que como todo cuanto existe en el universo, nosotros, los seres humanos, estamos conectados a un mar de información que se encuentra en una dimensión más allá del tiempo y el espacio.
La física cuántica ya demostró que la materia es energía y que por tanto todos los seres vivos somos energía. Dicho de otro modo, la materia está compuesta por partículas, células, átomos, moléculas que componen patrones energéticos organizados de información que forman una unidad con todo lo que existe en el campo cuántico. Por lo tanto, toda la materia, cuerpos físicos, personas, alimentos, naturaleza, etc… tiene un patrón energético característico o una impronta. Y este patrón tiene su frecuencia vibratoria que se propaga por este campo cuántico acarreando una energía con una determinada información.
“No necesitamos estar en contacto con ningún elemento físico, o ni siquiera cerca de él, ni verlo ni tocarlo para afectarlo o para que nos afecte “
¿Te ha pasado alguna vez que estando en una mesa con mucha gente, de repente empiezas a encontrarte incómodo/a e incluso agotado/a y sin energía? ¿O bien comer un alimento y sentarte mal sin encontrar ninguna relación ni causa?
Pues bien, esto es lo que explica el campo cuántico. Es probable que en esa cena, donde te sentiste incómodo/a, si has descartado otras opciones, fuera porque había un cuerpo físico que estaba viviendo un momento de dolor y sintieras esta información… o bien, ese alimento que te sentó mal en el restaurante, resulta que estaba siendo preparado en medio de una fuerte discusión entre el chef y su jefe de cocina… ¿Me sigues?
Bruce Taino en 1992 coordinó el primer estudio en la Universidad Estatal de Cheny (Washington) dónde se determinó que el cuerpo humano en estado de salud óptimo, por lo tanto libre de enfermedad física, emocional y espiritual, tiene una frecuencia vibratoria que durante el día oscila entre 62 y 72 MHz.
A partir de aquí se pudo estudiar las diferentes frecuencias del cuerpo humano: cuando se encontraba en estado de enfermedad, la frecuencia de un sistema inmunológico deprimido, frecuencia al sufrir candidiasis, etc. Todas ellas frecuencias bajas.
Muchos estudios entonces también demostraron la frecuencia vibratoria de los alimentos. La conclusión no deja lugar a discusión: cualquier alimento que no sea vivo y natural tiene una frecuencia baja, o de cero, sin que vibre, por lo tanto sin nutrirte. Asimismo cualquier alimento que no haya sido cocinado con amor o incluso comido con arrepentimiento tampoco tendrá una frecuencia vibratoria adecuada para nutrirte de forma integrativa.
¿Te alimentas o te nutres?
En la alimentación moderna hay infinidad de elementos tóxicos y contaminantes. Hablo de los procesados, los que sufren mutaciones, los que están genéticamente modificados y muertos. Pues estos tienen una frecuencia vibratoria de CERO o incluso negativa, perjudicial para tu organismo. Ese alimento, al no ser natural y haber estado alterado, transmite una información a nuestro organismo que no es la que la célula entiende ni quiere para vivir. Un alimento que no vibre entonces con nuestras células, será un alimento que deprimirá nuestro sistema inmunológico creando, tarde o temprano, enfermedad.
Alimentos con alta vibración
- Las frutas que crecen en los árboles y arbustos: ciruela, limón, guayaba, mango, cerezas, arándanos, bayas de Goji, aceitunas, aguacate (palta)…
- Vegetales verdes: Espinaca, repollo, col rizada, brócoli
- Cacao crudo: en su forma natural, sin procesar
- etc
Y me preguntarás ¿y qué hacemos con los alimentos que provienen de animales que ya están muertos? Será otro artículo en el que me extenderé pero lo más importante es que tú, no yo ni nadie, te sientas alineado/a y seas consciente con tus prácticas alimentarias. Así como los alimentos tienen su frecuencia vibratoria, un buen pensamiento que se propaga por el mismo campo cuántico también podrá equilibrar y transmitir la beneficiosa información a tu cuerpo
Conclusiones
Entendemos por tanto que salud consiste en estar libre de enfermedad física, y estar así en equilibrio vibracional; esto es tanto en lo físico, en lo psíquico y, yo me permito decir que también, en lo espiritual. Si en cambio un cuerpo humano enfermo tiene una frecuencia vibratoria baja, diremos que está desequilibrado. ¿Qué está generando ese imbalance? Todo aquello que se relaciona con ese cuerpo puede estar generándolo. De hecho puede ser que a ese cuerpo le influya no solo lo que come y absorbe sino la frecuencia vibratoria de sus pensamientos y emociones.
He aquí otro motivo de la importancia de lo que comes, absorbes y piensas.
Links de libros que te recomiendo: