Sí, lo sé, últimamente se ha publicado mucho sobre eso de que “el intestino es nuestro segundo cerebro…” pero hay mucho más! Te lo cuento.

Para poder conocer la estrecha relación entre nuestro cerebro, intestino y su interacción, debemos hacer un breve recorrido por los componentes y el funcionamiento de nuestro sistema cerebral.

El sistema nervioso es uno de los sistemas más complejos del cuerpo humano del que únicamente se conocen el 50% de sus mecanismos. Regula, por una parte, funciones físico químicas y debe estar en equilibrio, como todo sistema. Aquí son las neuronas las encargadas de conseguir este equilibrio y deben estar bien comunicadas entre ellas, entender la información que les llega desde diferentes partes del cuerpo y controlar las funciones de todo el organismo. Por otra parte el sistema nervioso también tiene funciones psíquico-psicológicas donde los protagonistas son los pensamientos, emociones y las percepciones.

¿Porque es importante la homeostasis (equilibrio) en el sistema nervioso? Por su vinculación directa con los nutrientes.

Las neuronas, como todas las células de nuestro cuerpo, dependen de un suministro óptimo de nutrientes para poder funcionar de manera correcta. Y en el espacio entre ellas, llamado sinapsis, también participan nutrientes que garantizan que el mensaje llegará correctamente de una a otra.

El propio mensaje que se transmite entre ellas son los Neurotransmisores, que se clasifican como proteínas y los de mayor importancia son:

Dopamina: es el motor de arranque
Serotonina: es la que nos mantiene felices, mejorando nuestro estado de ánimo y haciendo desaparecer las penas
– Acetilcolina: mantiene despierto el cerebro, mejora memoria y alerta mental
– Adrenalina: el estresante
– Noradrenalina: es el acelerador
– Gaba: es el que contraresta la acción de los neurotransmisores estimulantes

Para que nuestro cuerpo pueda fabricar estas sustancias necesitamos ingerir a través de la dieta sus precursores, los aminoácidos y dar lugar a la fabricación de estas proteínas.

Triptófano a SEROTONINA a MELATONINA
Fenilalanina a TIROSINA a DOPAMINA

La Serotonina también actúa como reloj interno de nuestro cuerpo lo que a su vez determina nuestros ciclos del sueño y vigilia. Si no aseguramos los niveles correctos de estos aminoácidos a través de nuestras pautas alimentarias, este Neurotransmisor provocará que, además de estar bajos de ánimo, depresivos, sin apetito sexual, nos cueste conciliar el sueño.

Entonces , ¿Qué tiene que ver aquí el cerebro con el intestino?

Mente y cuerpo son uno.

Uno de los conceptos limitantes más llamativos y cuestionados de las ciencias humanas es la idea de que la mente y el cuerpo están separados. No me quiero extender ya que podré contaros más adelante, pero es retrógrada ya que debemos trabajar al ser humano de forma integral desde la psicología – anatomía – fisiología. He aquí el porqué de mi enfoque holístico, porque todo está conectado. Porque como decía, mente y cuerpo son uno.

Hoy en día ya son muchos los estudios que demuestran que nuestro intestino está formado por más de 500 millones de neuronas, lo que supone cinco veces más neuronas que en nuestra médula espinal. Su principal función es regular la motilidad (la acción fisiológica de transportar el alimento desde la boca hasta el ano), digestión y absorción de nutrientes. Se conoce que ¾ partes de la hormona de la felicidad, la Serotonina y un 50% de la hormona del motor de arranque, la Dopamina, ambos neurotransmisores se segregan en el intestino. He aquí la estrecha relación de nuestro cerebro con el intestino. De alguna manera podemos decir que el intestino es nuestro segundo cerebro.

Hasta aquí, ya puedes cuestionarte que si alguna vez estás bajo de moral, nervioso, te notas estresado o con ansiedad igual es porque no estás bien nutrido ni a nivel cerebral, ni a nivel intestinal.

¿Hay más cerebros?

El microbioma. El tercer y cuarto cerebro

¿Sabías que tenemos 10 veces más células microbianas que humanas y 100 veces más genes microbianos que humanos?

Siempre se ha observado el microbio como un agente perjudicial pero, la microbiología contemporánea ya aclara que un 99,9999999% de los microbios son beneficiosos o indiferentes para la vida humana.

Según varios estudios, entre ellos, Sender R, Fuchs S, Milo R (2016) Revised Estimates for the Number of Human and Bacteria Cells in the Body,  https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27541692 determina que el cuerpo humano de un adulto tiene aproximadamente 48 billones de bacterias que componen el microbioma humano, nuestro tercer cerebro y la mayoría viven en el intestino.

Pero que las bacterias sean capaces de también hacer funciones iguales que en el cerebro como fabricar neurotransmisores y que por lo tanto influye en las neuronas de nuestro intestino como en las del primer cerebro y viceversa es lo que más me fascina.

Pero esto no es todo.

Las investigaciones más recientes, destacando a Dr. Marco Ruggiero, https://youtu.be/ol96H-DlaWA , médico y biólogo molecular, comenta la existencia de un cuarto cerebro. Se ha descubierto microbios diferenciales en el cráneo y esto supone un gran avance en la ciencia y posibilidades de nuevas vías de tratamiento para enfermedades cerebrales como el Alzheimer.

Conclusiones

Es importante conocer la relación entre cerebros y entender cómo se comunican entre ellos para poder tomar las riendas de nuestra salud y encontrar el equilibrio. Por el contrario, un desequilibrio en estos sistemas puede desencadenar la enfermedad.

¿Qué te propongo?

Trabajar de forma holística y prestarle atención a los protagonistas. Porque si las bacterias son capaces de cambiar nuestro comportamiento y estado de ánimo, nosotros también podemos cambiarlo. Empezar con cuidar el pensamiento generado en nuestro primer cerebro, cuidar nuestra salud intestinal de nuestro segundo cerebro mejorando la absorción y digestión de los nutrientes y cambiar nuestro microbioma, el tercer y cuarto cerebro a través de unos correctos hábitos alimentarios a base de Nutrientes óptimos.