Estas cinco maravillas son aplicables a cualquier época del año y adaptadas a cualquier civilización, tribu y condición humana.
No pretendo ni quiero que te obsesiones y hagas de mis consejos una tortura y estrés, esto es mucho peor que no seguirlos pero recuerda que siempre puedes empezar a cuidarte a partir de alguna de estas maravillas.
1. Alimentación sencilla y ancestral
Varios antropólogos han evidenciado un hecho interesante de grupos humanos especialmente longevos y ¿adivina que presentaban en común? No presentaban síntomas de enfermedad, tampoco tomaban alimentos procesados y la mayor parte de la ingesta consistía en frutas y vegetales crudos, cocidos y fermentos lácteos con algo de carne de forma esporádica.
¡Lo sencillo y lo simple mil veces mejor! Y es que componer tu plato con producto proximidad, recuperar recetas de tus ancestros que tus células reconocen, así como nutrirse de alimentos frescos y cercanos a la tierra es el primer paso para tener salud.
No soy partidaria de seguir ninguna dieta, sabes que se me atraganta esta palabra, pero sobre la alimentación ancestral puedes hacerte una idea y repasar la dieta de los Abcasios (Caucaso), de los Hunzas (Himalayas) o la de Okinawa que es una de mis preferidas y se comenta que esta isla de Japón es uno de los lugares donde hay más felicidad. Y yo me pregunto: ¿para qué vivir tanto si no se es feliz?
2. La energía de fuera o la de dentro
Existen muchos estudios https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2020845/ que demuestran que una alimentación más baja en calorías basada en alimentos de calidad y nutritivos, tiene un efecto protector para tu corazón y arterias, te protege de la diabetes, pero sobretodo del estrés oxidativo celular, en definitiva, evita que tu célula no se enferme.
Y escucha, es facilísimo: coge un plato de postre, añade la cantidad y variedad que necesites para esa comida y empieza por lo crudo seguido del alimento cocido, si es que tienes. Mastica.
¿Es únicamente cuestión de las calorías que como? Ya sabes que no, que para tener energía celular también debes evitar que la que ya tienes no la pierdas. No dejes que ningún pensamiento negativo ni persona drenen tu energía, protégete y cuídate.
3. Alimentación natural y viva
“Deberíamos seguir a la naturaleza y no contrariarla: ella es la maestra” (Paracelso)
Si quieres que tus células vibren bien alto te recomiendo que mayoritariamente sigas una alimentación con alimentos frescos, vivos y por lo tanto crudos.
El motivo es bien sencillo, por ejemplo, un alimento que está sometido a temperatura se oxida y deja de tener efecto saludable como es el caso de las grasas. Lo mismo ocurre con las enzimas, vitaminas y minerales que pierden actividad y por lo tanto dejan de ser efectivas para tu salud.
Te habrás dado cuenta que en muchos productos de la industria alimentaria enriquecen el producto. Esto es debido a que ya durante el proceso, las grasas y vitaminas y minerales se pierden por lo que las añaden al final del proceso. ¿Te suena la leche omega 3 enriquecida con vitamina D y Calcio? Quitar, transformar, añadir, ya me dirás qué saludable y efecto real tendrá sobre tus células… Ya te digo yo, ninguno.
4. ¿Crudo o cocinado?
Cuanto mayor sea la temperatura que utilices durante el cocinado mayor cantidad de moléculas tóxicas, extrañas y radicales libres generarás y como consecuencia antes vas a envejecer. ¿Qué tal si imitamos a nuestros ancestros? Los pueblos longevos no utilizaban casi el fuego, y mucho menos el microondas o la vitro 😉 Piénsalo, así no tendrás que limpiar tantas ollas y sartenes.
Basar tu alimentación en alimentos crudos, sobretodo en épocas del año como es la primavera y el verano, hace que:
- Absorbas vitaminas, minerales y grasas esenciales no oxidadas (por lo tanto beneficiosas)
- Retengas las esencias aromáticas del alimento
- Conserves la actividad enzimática y por lo tanto te ayude a la digestión
- Dispongas de más energía vital
- Que el alimento no sea mucógeno y por lo tanto fluirá mejor tu digestión
- No produzca sueño postprandial, o lo que es lo mismo, tengas que echarte un rato en el sofá tras la ingesta.
- Elimines las bacterias putrefactivas
- Generes una flora colónica favorable
- Sea antiinflamatorio
- Sea alcalinizante
Nota: en problemas digestivos-intestinales concretos no es recomendable añadir alimentación cruda. Te recomiendo un buen asesoramiento de un profesional integrativo para estos casos.
5. ¿Ácido o alcalino?
Los alimentos tienen un grado de acidificación o alcalinidad sobre tu organismo y se mide con el índice de PRAL, una manera de indicar la carga ácida potencial de un alimento.
¿Acidosis?
Nuestro organismo funciona de manera óptima en un PH sanguíneo ligeramente alcalino de 7,39. El problema viene con los hábitos de alimentación actual que generan un enorme desequilibrio: la abundancia de azúcar, productos lácteos, refinados y procesados como las bebidas gaseosas y excitantes como el café y el alcohol que provoca acidosis. Además, el estrés, el nerviosismo y sedentarismo la agravan y he aquí otro factor más de desequilibrio que provoca la enfermedad. La acidosis puede provocar:
- Los ácidos afectan a los órganos encargados de su eliminación, como la piel, los riñones y los pulmones. ¿Te suenan las infecciones respiratorias o de riñón como la cistitis, o problemas de piel como la psoriasis, dermatitis, urticaria, eczema, etc.?
- Seguro que te han recomendado siempre tomar lácteos para el calcio. Pues bien, para empezar el calcio de los lácteos no se asimila casi nada y es más importante evitar la desmineralización. Cuando existe acidosis los huesos se deshacen, dolores articulares o roturas con facilidad, sequedad en la piel y cabellos sin brillo, o bien problemas dentarios o las encías sangran con facilidad, etc.
- Afectación al funcionamiento de las células. Y un medio ácido es el medio perfecto para que crezcan células tumorales o candidiasis, por ejemplo.
Por lo general trata de aumentar la ingesta de alimentos alcalinizantes para tu organismo como los vegetales y la frutas o semillas y reduce los acidificantes como son los cereales, los lácteos y las carnes rojas, la que más la de vaca, por no mencionar alcohol o bebidas gaseosas carbonatadas o refrescos.
¿Te animas a empezar con alguna de estas cinco maravillas?
En las vacaciones, si es que estás pensando en alguna escapadita pronto o estás disfrutándola ya, es la mejor época del año para darte espacio y cuidarte, hacer cambios y observar esas pequeñas mejorías para convertirlas en tus nuevos hábitos saludables.